EL AMOR TODO LO VENCE

Contamos con un potencial ilimitado como hijos de Dios.
Todos, sin excepción, podemos ejercer a diario la magia más importante: la magia del amor.

Gracias a ella podemos perdonar lo imperdonable, sanar heridas en el alma, derribar los muros del odio y construir puentes de hermandad. No hay distancias por extremas que sean, que el amor no las acorte tendiendo puentes sobre ellas. Somos magos, y a diario podemos realizar maravillas con el amor.

No hay muro por muy alto que sea, que el amor no lo derrumbe.
No hay pecado por muy grave que sea, que el amor no lo redima.El amor todo lo vence.
El amor es nuestra esperanza, nuestra luz y nuestra salvación. Lo necesitamos y lo sentimos en los momentos adversos cuando el destino nos sacude sin piedad.

Ante una enfermedad grave, o doblegados por la muerte de un ser querido, apreciamos en toda su esencia la importancia del amor.
No hay enfermedad por muy grave que sea, que el amor no la sane. Valoramos al máximo el calor de un abrazo, la ternura de una caricia y el poder sanador de las palabras afectuosas.

No importa cuan serio sea un problema, cuan desesperada una situación, cuan grande sea un error, el amor tiene poder para superar todo esto.
Pongamos al amor en el centro de nuestras vidas, recuperemos la ternura y abramos espacios al afecto.
En este mundo tan diverso... El único camino es el amor.

Sobre el perdón

Una de las actividades más saludables de las que puedo participar es el perdón, hacia mí y hacia mi prójimo.
Por el perdón me libero del pasado a fin de experimentar con más plenitud las bendiciones que hay en mi vida en este momento.
El perdón retira de mi mente las barreras que parecerían haberme separado del poder curativo de Dios.
El perdón me da el poder de crear una vida y un mundo basados en el amor, la compasión y la bondad que Dios me ha dado para expresar en mi vida y en mi mundo.
No puedo cambiar el pasado, pero ciertamente puedo cambiar las ideas y sentimiento que tengo sobre el pasado. Y puedo cambiar la manera en que los hechos me afectan en el presente.

Rezar

Rezar... la mar se pone fea;
Rezar es departir con el Maestro,
y es rezar –¡y qué rezar!– decir “te quiero”,
es echarse a sus plantas en la hierba,
y lo es –¡no lo iba a ser!– decir “me pesa”,
o entrar en la casita de Betania
y el “quiero ver” del ciego,
para escuchar las charlas de su cena;
y el “límpiame” angustioso de la lepra,
rezar es informarle de un fracaso,
la lágrima de la viuda,
decirle que nos duele la cabeza;
y el “no hay vino” en Caná de Galilea;
rezar es invitarle a nuestra barca
y es oración, con la cabeza gacha,
mientras la red lanzamos a la pesca,
después de un desamor gemir “¡qué pena!”;
y mullirle una almohada
cualquier contarle a Dios nuestras tristezas,
sobre un banquillo en popa a nuestra vera;
cualquier poner en Él nuestra confianza...
y, si acaso se duerme,
–y esta vida está llena de “cualquieras”–,
no aflojar el timón mientras Él duerma;
todo tierno decir a nuestro Padre,
y es rezar despertarle, si, de pronto,
todo es rezar..., ¡y hay gente que no reza!

Consejos

No abandones la esperanza; la esperanza te da la fuerza para seguir adelante cuando sientas que ya nada te importa.
Nunca dejes de creer en ti; mientras creas que puedes lograrlo, tendrás un motivo para intentarlo.
No dejes que nadie retenga tu felicidad en sus manos; sujétala en las tuyas para que siempre esté cerca de ti.
No esperes que lo que deseas venga a ti; búscalo con toda tu alma, sabiendo que la vida te encontrará a la mitad del camino.
No sientas que has perdido, cuando tus planes y sueños no alcanzan a cumplir tus anhelos; cada vez que aprendes algo nuevo sobre ti
o sobre la vida, has avanzado.
No hagas que nada ni nadie disminuya tu propio respeto; el estar satisfecho con uno mismo es esencial para estar satisfecho con la vida.
Nunca te olvides de reír, ni dejes que el orgullo te impida llorar; cuando reímos y lloramos es cuando vivimos a plenitud.
Gra Baq

Dios nos conoce

Dios nos conoce desde siempre.
Desde toda la eternidad hemos estado en sus sueños, en su querer.
Cada uno y cada una tenemos un lugar especial en el amor de Dios.
Este sueño de Dios para cada persona humana, entraña un llamado especial, personal, a vivir algo concreto, como razón profunda e integral de aquello que es la razón de ser de nuestra existencia.
Cada persona, en conocimiento y amistad con Dios, va descubriendo su vocación, el sueño de Dios para ella o para él, con la ayuda del Espíritu Santo, que vive en el corazón del cristiano por el Bautismo.
Este conocimiento del llamado de Dios, involucra nuestra capacidad de discernir y nuestra voluntad de aceptar con generosidad, con audacia y valentía, el hacer realidad los sueños de Dios.

ES SABIO

es sabio quien se aferra a Dios sin soltarle (don de Temor)
porque ha gustado que en Él está la vida…

es sabio quien vive como hijo de Dios (don de Piedad)
porque ha gustado que Dios es Padre…

es sabio quien ve la creación con los ojos de Dios (don de Ciencia)
porque esa visión tiene el gusto de la verdad…

es sabio quien sabe encontrar su fuerza en Dios (don de Fortaleza)
porque ha gustado que Él es la única roca…

es sabio quien piensa como Dios y sigue sus caminos (don de Consejo)
porque gusta la vida en esas sendas…

es sabio quien sabe ver a Dios donde está (don de Entendimiento):
en la vida, en la escritura, en la eucaristía, en los hermanos...
porque gusta de saber que en todo está el Señor...