martes, 15 de abril de 2008

Santa Teresa de Ávila (1515-1582), carmelita descalza, doctora de la Iglesia





“El Padre y yo somos UNO”

(comentario al evangelio del dia)



Habiendo acabado de comulgar el día de San Agustín
–yo no sabré decir cómo-,
se me dio a entender, y casi a ver
(sino que fue cosa intelectual y que pasó presto)
cómo las Tres Personas de la Santísima Trinidad
que yo traigo en mi alma esculpidas, son una cosa.
Por una pintura tan extraña se me dio a entender
y por una luz tan clara,
que ha hecho bien diferente operación que de sólo tenerlo por fe.
He quedado de aquí a no poder pensar ninguna de las
Tres Personas divinas,
sin entender que son todas tres,
de manera que estaba yo hoy considerando
cómo siendo tan una cosa,
había tomado carne humana el Hijo solo,
y diome el Señor a entender cómo con ser una cosa eran divisas.
Son unas grandezas que de nuevo desea el alma
de salir de este embarazo
que hace el cuerpo para no gozar de ellas,
que aunque parece no son para nuestra bajeza
entender algo de ellas,
queda una ganancia en el alma –con pasar en un punto-,
sin comparación mayor que con muchos años de meditación
y sin saber entender cómo.

No hay comentarios: